7.8.12

Me había olvidado que esto existía...

4.10.09

Adiós

Con letras robadas se inicia mi canto.

En una tarde de aguaceros,
alejando sombras propias
empieza el desdoblamiento.

El aire
tan cargado de olor a soledad,
sofoca el paso
libre
de risas y gestos.

Lejos de Cristos desolados,
con sangre seca en los labios,
me entrego a botellas vacías.

Una vida similar,
sin Sol ni Lunas,
sólo lluvia
sólo lluvia.

Recuerdo
tiempos mejores,
extraños
míos.

La helada ardiente camina
como corriendo,
creciendo dentro mío.

Solo,
muy solo es el vacío
en el que y ano estoy.

Quiero correr, crecer, caminar.

Morir.

Tal vez soñar.

Descansar.


P.J.

25.4.09

Charlas sobre una taza


Dicen que ellos crean el lugar y nosotros el momento...

Junto con los vientos otoñales y una taza de café, regresan las tardes amicales muchas veces olvidadas por el verano.

Taza en mano fluyen naturales las palabras, interrumpidas por los sorbos y las risas.

¿El tema? lo menos importante... política, mujeres, trabajo, anécdotas, mujeres, bromas, y a veces, mujeres.

Se calienta el cuerpo y la lengua se suelta, las ideas se intercambian, las historias sorprenden, y las repetidas... simplemente se entienden.

La tarde se achica mientras el café se enfría.
¿Todo bien? ¿Algo más? No, gracias, quisiéramos más tiempo, pero no lo he visto en la carta.

Llega la cuenta, y con ella la hora de cambiar el cómodo sofá por la fría calle; la despedida, y la promesa de vovler a conversar.

P.J.


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Gracias Augustito.

1.2.09

Sin salida

El tiempo va,
como un susurro avernal
mece pensamientos ambiguos y poco certeros.

Las vías de escape,
tapiadas,
y el poco sentido que quedaba, igual.

No hay marcha atrás.

Cual sexta calante todo se consumó,
y consumidas las ganas
eché a reír.

Carcajadas y gritos de desesperación
no hacen más que presagiar el nublado desenlace,
que quiero y no quiero esperar.

P.J.

24.11.08

Lo que se hereda no se hurta

OCTAVIOLETA

Desde que nos conocimos
nuestros nombres enlazados,
dos corazones enamorados
una aventura emprendimos.

Juntos setenta años
en las malas y en las buenas,
con las risas y las penas
con la familia, amigos y extraños.

Nueve hijos tenemos,
todos ellos maravillosos,
y nosotros orgullosos
porque todos nos queremos.

Dios nos ha separado
pero sólo momentáneamente,
porque pronto estaré nuevamente
para siempre a tu lado.

Nuestro amor siempre fuerte
así lo ha querido Dios,
vernos juntos a los dos
hasta más allá de la muerte.

Lima, Marzo 30 del 2008.


Octavio Montestruque B. (mi abuelo)


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Los quiero.