Epitafio de un amor de verano

Los malnacidos granos de arena
que tus pies besan a diario
forman siempre un hiriente calvario
adornado con una simple Luna llena.
Aquel miércoles desprevenido
sin veremos ni quizás,
quise hablarte y nada más
y estuve solo estando contigo.
Es una triste soledad compartida
que siempre sale del sótano del corazón,
aquella que quiere jugar con la razón
aquella que me deja el alma partida.
Descansa en paz,
ya no juegues con mi vida,
soledad compartida
descansa en paz.
P.J.
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