3.7.06

una noche


Hoy tuve una poco usual (aunque necesaria) caminata nocturna... inesperada.

La verdad es que el vicio me ganó una vez más, y fui a comprar cigarros y fumarme uno, pero mientras caminaba, me di cuenta de algo peculiar... no era una noche cualquiera. Había estrellas.

Quise pensar hace cuánto tiempo que no veía estrellas en el cielo de esta gris ciudad, y la verdad es que no pude recordar... tal vez porque había pasado mucho tiempo, o simplemente porque la última vez no me percaté; pero ese pequeño hecho, de ver lucecitas en el cielo, hizo que mi caminata se alargara un poco más de lo esperado.
Y es que un cielo estrellado (aunque llamarlo estrellado sería un insulto para los bellos cielos de la sierra) trae tantas cosas a mi mente...

El cielo cobra cierta magia cuando deja que uno vea las estrellas... son en esos momentos cuando comprendo la "majestuosidad" del cielo que una vez me mencionaron... es en ese momento cuando recuerdo simplemente lo impresionante que son las cosas simples, y a la vez lo valiosas que son...

Aquellas grandes rarezas (o tesoros para usar palabras más trilladas) que vemos a diario son las que nos ayudan a seguir adelante... una mirada robada en alguna calle; dos ancianos caminando de la mano; o simplemente, un par de puntitos que brillan, en un cielo que suele regalarnos nubes grises.


Y es que "no existe una vida más lujosa que la de vivir sin teléfono y coche" (Joaquín Sabina)


P.J.