Mi vida soñada

Una vez más me mentiste,
y te creí sin saber porqué;
sin saber cómo, volví a caer en tu trampa,
y, una vez más, no supe cómo escapar.
Escalaba y más, sin salir de ese agujero,
cada vez me hundía más,
y más, y más, y más…
Sin razón alguna seguí cayendo,
desesperado como siempre me quedé ahí.
Estaba solo en ese oscuro hoyo,
húmedo y frío como la muerte misma;
pero, a esta altura,
no sé qué es mejor,
este martirio vivo o la dulce muerte.
Muerte sin gracia ni penas,
sin futuro,
con un pasado sin importancia
y una tranquilidad eterna.
Definitivamente,
la vida que siempre quise.
P.J.
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