Gran maestra...

Cada día la lección empieza
con un par de mentiras bien marcadas,
bien escritas.
Yo leo, repaso
para el control
para el examen.
Ya no sé
cuán ciertas pueden llegar a ser las mentiras.
Sentado al frente,
tomando nota.
Sigo reprobando,
sigo creyendo.
Los días pasan y las mentiras con ellos.
Hasta que por fin!
Aprobé!
Gracias, por seguir enseñándome a no confiar en ti.
P.J.

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